Ven inutilidad en algunos puentes peatonales de SD, y descuido en otros
Aunque luce como un vertedero, este es uno de los puentes peatonales más transitados del país, el que cruza la autopista Duarte en el kilómetro nueve. Éste, como muchos peatonales, luce en franco estado de abandono. (El Nacional/Guillermo Burgos)
POR SHIRA ABREU
POR SHIRA ABREU
Hay puentes peatonales en Santo Domingo que fluctúan entre el abandono, la inutilidad y el vandalismo. Parece que salen de la jurisdicción de los Ayuntamientos y de la Policía.
Ya es normal verlos llenos de todo tipo de desperdicios, desde cáscaras de guineos, envolturas de dulces, fundas de agua, hasta cualquier basura que arrojen allí los peatones.
Para citar dos ejemplos, el peatonal del kilómetro nueve de la autopista Duarte y el de la J. F. Kennedy, entre la avenida Tiradentes y Ortega y Gasset, están cundidos de desperdicios, que al pasar los días se sedimentan y hasta sirven como abono para que sobre ellos crezca hierba.
Sumado a que lucen como placitas comerciales donde buhoneros aprovechan para colocar sus puntos de venta.
Mientras hay zonas donde la construcción de peatonales es imperante, en otras como en la Máximo Gómez con Kennedy y Máximo Gómez esquina 27 de Febrero, construyeron imponentes estructuras que los peatones escasamente utilizan. Unos por la dificultad de acceder a las escaleras y otros porque entienden que esas intersecciones no les representan peligro alguno, ya que allí hay semáforos o agentes de la Autoridad Metropolitana de Transporte (Amet) que controlan el paso.
En tanto, los moradores de los barrios próximos a la autopista las Américas y los que viven en las inmediaciones de la autopista Duarte demandan mayor cantidad de peatonales.
Otro problema que representan es que los delincuentes los utilizan como puntos de atracos. En las noches en vías tan peligrosas como el Expreso Quinto Centenario muchos moradores de Villa Juana y Villa Consuelo prefieren arriesgarse a atravesar la avenida corriendo en vez de pasar por los peatonales, porque allí a muchos los han atracado.
Los ladronzuelos aprovechan la soledad de los puentes para acorralar a los que por allí transiten y despojarlos de celulares, prendas y dinero en efectivo, que las víctimas deben entregar porque de ello dependen sus vidas.
Mientras que unos han muerto atropellados evitando ser robados en los peatonales, otros también han muerto, de día y noche, pero por cruzar sin cuidado. Esos peatones inconscientes a plena luz literalmente se les “arrojan encima” a los vehículos poniendo en peligro tanto su propia vida, como la de los demás.
Sobre las avenidas y autopistas los peatonales parecen imponentes, dando una apariencia de urbanismo y modernidad. Pero la desidia de las autoridades y la falta de conciencia de sus usuarios los vuelven pocilgas y refugios de ladrones.
Ya es normal verlos llenos de todo tipo de desperdicios, desde cáscaras de guineos, envolturas de dulces, fundas de agua, hasta cualquier basura que arrojen allí los peatones.
Para citar dos ejemplos, el peatonal del kilómetro nueve de la autopista Duarte y el de la J. F. Kennedy, entre la avenida Tiradentes y Ortega y Gasset, están cundidos de desperdicios, que al pasar los días se sedimentan y hasta sirven como abono para que sobre ellos crezca hierba.
Sumado a que lucen como placitas comerciales donde buhoneros aprovechan para colocar sus puntos de venta.
Mientras hay zonas donde la construcción de peatonales es imperante, en otras como en la Máximo Gómez con Kennedy y Máximo Gómez esquina 27 de Febrero, construyeron imponentes estructuras que los peatones escasamente utilizan. Unos por la dificultad de acceder a las escaleras y otros porque entienden que esas intersecciones no les representan peligro alguno, ya que allí hay semáforos o agentes de la Autoridad Metropolitana de Transporte (Amet) que controlan el paso.
En tanto, los moradores de los barrios próximos a la autopista las Américas y los que viven en las inmediaciones de la autopista Duarte demandan mayor cantidad de peatonales.
Otro problema que representan es que los delincuentes los utilizan como puntos de atracos. En las noches en vías tan peligrosas como el Expreso Quinto Centenario muchos moradores de Villa Juana y Villa Consuelo prefieren arriesgarse a atravesar la avenida corriendo en vez de pasar por los peatonales, porque allí a muchos los han atracado.
Los ladronzuelos aprovechan la soledad de los puentes para acorralar a los que por allí transiten y despojarlos de celulares, prendas y dinero en efectivo, que las víctimas deben entregar porque de ello dependen sus vidas.
Mientras que unos han muerto atropellados evitando ser robados en los peatonales, otros también han muerto, de día y noche, pero por cruzar sin cuidado. Esos peatones inconscientes a plena luz literalmente se les “arrojan encima” a los vehículos poniendo en peligro tanto su propia vida, como la de los demás.
Sobre las avenidas y autopistas los peatonales parecen imponentes, dando una apariencia de urbanismo y modernidad. Pero la desidia de las autoridades y la falta de conciencia de sus usuarios los vuelven pocilgas y refugios de ladrones.
Tomado de El Nacional
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