Familia vive sin documentos de identidad
Ésta es la familia Castillo, en la que sólo el padre, el motoconchista Ramón Antonio (Tony), tiene documento de identidad. Los demás, tanto la madre, Liriana, y sus ocho hijos, entre tres y 19 años, más el nieto de cuatro, legalmente son inexistentes. (El Nacional/Guillermo Burgos)
POR SHIRA ABREU
En pleno siglo XXI, cuando la tecnología arropa las instituciones estatales y privadas, y donde todos los registros de la vida de una persona están disponibles en bases de datos a través del Internet, hay una familia dominicana que vive sin documentos de identidad ni de ninguna otra especie.
“Mi vida ha sido un desastre. Una persona sin documentos no existe. Para el gobierno yo no existo”, dijo entre lágrimas Liriana, de 36 años, madre de ocho hijos que como ella carecen de actas de nacimiento y cédulas. Y han tenido dificultades en estudios y trabajos.
Liriana y su esposo Ramón Antonio Castillo (Tony) desean que la Oficialía Civil por fin acepte los papeles que depositaron los padres de crianza de Liriana para poder dotarla de cédula, y con eso declarar por fin a sus hijos y nieto, y terminar con el suplicio.
Todo comenzó porque la madre de Liriana no la declaró y la regaló a otra familia cuando quedó enferma luego de un parto, relató. Nunca más volvió a ver a su madre ni ha sabido de su padre porque éste nunca se ocupó de ella.
“Mi vida ha sido un desastre. Una persona sin documentos no existe. Para el gobierno yo no existo”, dijo entre lágrimas Liriana, de 36 años, madre de ocho hijos que como ella carecen de actas de nacimiento y cédulas. Y han tenido dificultades en estudios y trabajos.
Liriana y su esposo Ramón Antonio Castillo (Tony) desean que la Oficialía Civil por fin acepte los papeles que depositaron los padres de crianza de Liriana para poder dotarla de cédula, y con eso declarar por fin a sus hijos y nieto, y terminar con el suplicio.
Todo comenzó porque la madre de Liriana no la declaró y la regaló a otra familia cuando quedó enferma luego de un parto, relató. Nunca más volvió a ver a su madre ni ha sabido de su padre porque éste nunca se ocupó de ella.
“Para el Gobierno yo no existo”, dijo llena de tristeza Liriana, quien por no tener documentos no ha podido declarar a sus ocho hijos, y su hija mayor tampoco ha podido legalizar al suyo, ella sueña tener cédula. (El Nacional/Guillermo Burgos)
Allí comenzaron los problemas de Liriana, y sus hijos siguen padeciendo la falta de identidad.
El padre Tony, de 49 años, es el único que tiene “identidad”.
La hija mayor, Carmen Laura, de 19 años, sólo pudo alcanzar el sexto curso porque al cambiar de escuela le exigían el acta de nacimiento. Ella se queja de que no ha podido conseguir un trabajo decente porque en todos hay que tener cédula. La joven espera con ansias que su madre obtenga el acta de nacimiento, porque con eso ella también la obtendría y así podrá declarar a su hijo Leandro, de cuatro años.
Otro de los hijos, Ronald Edmundo, de 17 años, también se queja porque la Policía lo ha llevado preso en tres ocasiones, en las cotidianas redadas que hace en el barrio Mejoramiento Social, donde vive junto a su padre y seis de sus hermanos.
Ronald explica que cuando solicita un trabajo y no presenta documentos los empleadores no le dan el empleo, porque creen que es un delincuente.
Al recordar su vida y las limitaciones que han enfrentado sus hijos, Liriana se siente culpable. Y espera que pronto su condición legal pueda cambiar.
Sin documentos la familia Castillo no puede votar ni entrar a la seguridad social, ni participar del fondo de pensiones, ni declarar a sus hijos, ni realizar actividades comerciales, no pueden contraer matrimonio, en fin, como dice Liriana, para la sociedad ellos no existen.
Allí comenzaron los problemas de Liriana, y sus hijos siguen padeciendo la falta de identidad.
El padre Tony, de 49 años, es el único que tiene “identidad”.
La hija mayor, Carmen Laura, de 19 años, sólo pudo alcanzar el sexto curso porque al cambiar de escuela le exigían el acta de nacimiento. Ella se queja de que no ha podido conseguir un trabajo decente porque en todos hay que tener cédula. La joven espera con ansias que su madre obtenga el acta de nacimiento, porque con eso ella también la obtendría y así podrá declarar a su hijo Leandro, de cuatro años.
Otro de los hijos, Ronald Edmundo, de 17 años, también se queja porque la Policía lo ha llevado preso en tres ocasiones, en las cotidianas redadas que hace en el barrio Mejoramiento Social, donde vive junto a su padre y seis de sus hermanos.
Ronald explica que cuando solicita un trabajo y no presenta documentos los empleadores no le dan el empleo, porque creen que es un delincuente.
Al recordar su vida y las limitaciones que han enfrentado sus hijos, Liriana se siente culpable. Y espera que pronto su condición legal pueda cambiar.
Sin documentos la familia Castillo no puede votar ni entrar a la seguridad social, ni participar del fondo de pensiones, ni declarar a sus hijos, ni realizar actividades comerciales, no pueden contraer matrimonio, en fin, como dice Liriana, para la sociedad ellos no existen.
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