Las Chicas Super Poderosas



Corona esfuerzos por ser madre: alumbra trillozos


POR SHIRA ABREU


A sus 17 años, Leonora Muñoz Rodríguez (Flory) vivía su tercer embarazo. El primero lo perdió a los 15, cuando tenía cuatro meses de gestación y eran mellizos. Un año después se volvió a embarazar y dio a luz una niña con los intestinos fuera del vientre y murió a los 16 días.
Con el temor de que se repitiera la historia, buscó por tercera vez convertirse en madre, pero no esperaba tres hijos de un sólo tirón. Eso ocurrió el 27 de octubre de 2005.
Flory relató que las sonografías indicaban que estaba embarazada de mellizos, como muchas en su familia. Pero a los siete meses de embarazo, una fresca madrugada de octubre de 2005, el destino le tenía una sorpresa.
Medio dormida por la anestesia que le administraron para la cesárea de emergencia, escuchó cuando un médico gritó: "ahí va una, ahí va la otra". Hubo un instante de silencio, que fue roto cuando alguien gritó "Pero hay otra".
Relata que los médicos, emocionados, las bautizaron como "Las chicas super poderosas".
Coincidencialmente, en la entrevista las niñas estaban vestidas como esos personajes en dibujos animados de Cartoon Network. La superhéroe rosada, "Bombón", es Aribel; La azul, "Burbuja", es Emibel, y "Bellota", la verde, es Floribel.
A la llegada de los reporteros las niñas estaban sin pañales, porque según cuenta su madre, "lo único que no les ha hecho falta es amor".
Dice que que sólo cuenta con el apoyo de su padre, Marino Muñoz de Jesús, quien es vigilante privado, y la colaboración de una pareja de esposos que le ayuda a comprar leche y pañales.
Y se queja de que el padre de las recién nacidas trillizas, Amín Abel Cruz, no colabora económicamente y que se ha desentendido de sus hijas desde que ellos se separaron.
Floribel y Emibel nacieron más sanas. Duraron cuatro días internas, mientras que Aribel, tuvo que permanecer 12 porque padecía problemas respiratorios.
Las superpoderosas rosada y verde nacieron de tres libras y la de azul, que fue la primera en salir, pesó sólo dos libras y media.
La abuela, María Esperanza Rodríguez Guzmán, relató lo difícil que era cuidarlas por lo pequeñas que eran.
"Eran mulito e´gallina. Yo me hallaba un mulo de gallina con más fuerza que ellas", apuntó la abuela mientras le brillaban sus ojos claros.
Los esposos que apoyan económicamente a Flory conocieron de su caso el 4 de enero del año pasado, cuando, con las bebés en brazos, la joven y su ex marido visitaron la redacción de El Nacional para quejarse de que sus escasos recursos no les alcanzaban para cubrir las necesidades más imperiosas de las niñas.
"Para mí, ellos son sus segundos padres", dijo agradecida. Y lamentó que el Estado no les ha ayudado.
Flory y las tres niñas viven en la casa paterna de Flory en un callejón de la calle Moisés, del sector La Piña, en Los Alcarrizos. Tienen el teléfono (809) 238-1766 para quienes quieran cooperar con ellos.
La vivienda está a medio construir, tiene dos habitaciones. La cuna que compartieron las tres niñas al nacer está deteriorada, dos bebés duermen en una cama junto a Flory y Emibel con los abuelos.
"Realmente estoy muy apretada, porque son tres, son tres biberones, son tres pampers, son tres comidas, son tres platitos", dice.

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