Desalojados niegan invadan terrenos

La señora María Estrella mueve la paila con los chicharrones que luego venderá para ganar el sustento de su familia. Ella es una de las 177 familias desalojadas en el sector Las Flores, en Los Ríos. (Foto: El Nacional/Guillermo Burgos)

POR SHIRA ABREUEl Nacional
Moradores del barrio Las Flores cuyas casas fueron destruidas en un desalojo el 11 de febrero, desmintieron que continúen invadiendo terrenos.
Luis Felipe Ramírez, miembro de la comisión negociadora y residente del sector, también se quejó hoy de que el Consejo Nacional de Asuntos Urbanos (Cunau), que ordenó el desalojo, quiera desconocer un acuerdo en el que dice que ese organismo se compromete a ceder 72 casas y 100 solares a los afectados, además de facilidades de compra de terrenos del Estado a otros 128 que habían comprado en la zona.
Luego de destruidas las casas los moradores las rehicieron con la madera, cartones y zinc que quedaron de las casas que tenían allí desde hacía dos o tres años.
Vivieron días a la intemperie hasta que lograron armar pequeñas habitaciones.
A la entrada del barrio, en la avenida República de Colombia hay permanentemente apostados policías que impiden que ingresen al lugar materiales de construcción.
Ramírez dijo que el miércoles pasado intentó conversar con el director del Conau, arquitecto Joaquín Jerónimo, pero que el funcionario no lo quiso recibir y que logró conversar con el ingeniero Eleuterio Martínez.
Apuntó que Martínez le alegó sobre las nuevas invasiones y no llegaron a ningún acuerdo.
En tanto que Roberto Toribio (Luis), presidente de la junta de vecinos, aseguró que el acuerdo fue firmado entre el director del Conau, el ingeniero Maximinio Brito Lazala, y que la magistrada doctora Ana Melva Rosario sirvió como testigo.
Los moradores del barrio están angustiados por no conocer cuál será el fin de esos acuerdos.
A la entrada de la comunidad colocaron letreros que rezan: "Queremos vivir en paz", "Mi presidente resuelve, ¿y el tuyo?", "Queremos justicia, no amenaza, el sol sale para todos", entre otros.
Esta mañana por las calles de tierra de Las Flores correteaban niños mientras hombres trabajaban en reconstrucción de sus viviendas, mientras que otros sólo pasaban el tiempo sentados a la orilla conversando.
"Queremos saber en realidad qué van a hacer con nosotros", dijo angustiada Eugenia Acosta, de 60 años, mientras cortaba una arepa para vender un pedazo a uno de sus vecinos.
También recordaban la agitada mañana del desalojo, cuando a la dueña de un colmado civiles que acompañaban a los militares le robaron 20 mil pesos, a otros les rompieron electrodomésticos o les llevaron el zinc de las casas.
Dijeron que son una comunidad tranquila, donde no hay delincuencia ni robos.
"Aquí las puertas se pueden dejar abiertas", manifestó María Estrella, quien se gana la vida vendiendo chicharrones.

Comentarios

Miguel Rojas ha dicho que…
Pobre personas, no tienen quien les de una mano. Ni el gobierno ni nada.

Que pena.

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