De un árbol a una cueva:última de las penurias de un ser humano


Cuando Pedro de la Cruz Peguero sale a vender las botellas que encuentra tiradas en el Malecón o cocos a la Feria Ganadera, su perro Rambo cuida la cueva que su amo convirtió en hogar. Anteriormente Pedro vivía sobre un almendro próximo al edificio empresarial E. León Jimenes, en la avenida 30 de Mayo. Fotos> El Nacional/Manuel Ismael Reyes


POR SHIRA ABREU

A pesar de los golpes que le ha dado la vida, y le han obligado a vivir sobre un árbol y en una cueva en el Malecón, Pedro de la Cruz Peguero, medita en las tardes frente al mar para pedirle a Dios que lo "saque de ese lodo".
"El mar tiene sus misterios", dice Pedro, quien por compañía tiene a su perro Rambo y al inmenso mar Caribe.
Por un tiempo fue el "Tarzán dominicano", porque vivía sobre un almendro en la avenida 30 de Mayo, próximo al edificio E. León Jiménes, pero la Policía destrozó su empinado hogar al conocer el caso por la prensa. Entonces se mudó a una cueva.
Pedro cuenta que prefiere acostarse temprano y evitar la Policía en las noches. Baja a su morada al caer el sol y contempla el ir y venir de las olas, piensa en su familia de San Cristóbal que le abandonó de niño y en la que lo crió en Bayagüana.
Las noches en su casa son oscuras, escucha las ratas y está pendiente a una culebra que habita por allí.
La cueva tiene varios pasillos. En uno duerme sobre cartones, otro sale directo al mar, donde se baña y contempla los atardeceres. En la entrada, a dos metros de profundidad, sobre la basura que abunda en las costas, dispuso la cocina y comedor.
Hoy a las 8:00 de la mañana Pedro dormía. Y Rambo cuidaba sobre la cueva titiritando de frío. Cuando el animal escuchó que llamaban a su amo bajó por unos riscos a la cueva, y entró al pasadizo que comunica al "dormitorio".
A pocos minutos, tras muchas llamadas de los reporteros de El Nacional, Pedro salió. Con la calma que le caracteriza saludó a su perro y a los visitantes.
"Después de Dios, ese perro es todo para mí", refiriéndose al can amarillo que le acompaña desde hace más de un año.
Rambo lo respeta y cuida. "Si a mí me pasa algo ahí abajo (en la cueva) es él que me va a salvar".
De caminar pausado, voz serena y tupido bigote, vende eventualmente cocos en la Feria Ganadera y recoge para vender las botellas de cerveza que dejan las fiestas de los fines de semana en el Malecón.
Hace dos años, asistía a una Iglesia católica de Ciudad Nueva. Aunque ahora está "descarriado", aún ora por que su futuro sea mejor.
Reiteró su deseo de trabajar, alquilar una habitación y vivir tranquilo.

Comentarios

Baakanit ha dicho que…
Tus reportajes están excelente, pero lamentablemente, le arruinas el escondite al pobre señor.

Te quedaron muy bien las fotos. Todos tus escritos acerca de él me han gustado bastante.

Suerte en tu carrera, muestras bastante sensibilidad.

Ciao
Unknown ha dicho que…
Hola, como estan, quiero saber donde vive exactamente tarzan, el de la cueva, me conmovio mucho, quiero llevarle una ayuda, mi email es jemix@hotmail.com.


gracias
Alex ha dicho que…
Hay un país en el mundo........
donde únicamente se ven este tipo de cosas........

En el mismo trayecto del sol....

Me gusta como escribes.
Cuidate.
Anónimo ha dicho que…
Que pena... dan ganas de llorar... Y con tanto rico en este pais y no ayudan ni con un empleito a este pobreo hombre...

Cada vez tengo mi mente mas clara
LA HUMANIDAD SUCKZ Y REP DOM MAS!
Alexei Tellerias ha dicho que…
Excelente trabajo Shira. Ojalá y mueva los nervios de quienes deben responder ante estas situaciones extremas.

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