Tres historias de miles que llenan las calles
Papo Díaz y Roberto Carlos mientras cuentan las historias de sus vidas y los motivos que los llevaron a vivir en las calles. El Nacional / Guillermo Burgos
POR SHIRA ABREU
Las calles tienen sus reglas y cuentan miles de historias. Como las de Popo Díaz, Jochy Reynoso y Roberto Carlos Estrella quienes comparten el mismo dormitorio, bajo el elevado de la avenida John F. Kennedy a esquina Winston Churchill, donde cada espacio se distribuye con ciertas normas, como que los “sanos no se juntan con los viciosos”.
Jochy, de 20 años, es el menor de la fluctuante población de cuatro y cinco que toman el área verde debajo de ese elevado como casa. Y uno de muchos que por distintas razones hacen una vida, que ya para ellos es cotidiana, en las calles.
A diferencia de Popo y Roberto Carlos no tiene un oficio definido y es el único que reconoció que usa drogas, pero que quiere dejarlas.
Jochy desea volver a casa de su abuela en Buenos Aires de Herrera, de donde fue expulsado hace ocho meses por su adicción a las drogas, específicamente al crack, que, dijo, compra cada dosis a 50 pesos. Aseguró que ha tratado de volver con su abuela prometiéndole que dejará el vicio pero no lo reciben.
El joven sostuvo que quisiera encontrar alguna institución como Hogares Crea Dominicano que le permita recuperar su vida.
Mientras tanto duerme sobre cartones, el bullicio del tránsito no lo despierta y se cubre del fío nocturno con una sábana blanca con letras verdes con publicidad de un hotel.
Roberto Carlos, de 34 años, tiene una historia diferente. Es nativo de San Francisco de Macorís donde se dedicaba a la herrería y otros oficios hasta hace dos años cuando salió a Santo Domingo para mejorar su vida e ingresos. Vivió en casa de familiares pero como no podía someterse a las reglas de llegar temprano a la casa prefirió irse pero terminó bajo el elevado de la Kennedy.
“Lo único malo aquí (en Santo Domingo) es el dormitorio, para buscar dormitorio uno tiene que llevar a alguien que lo recomiende”, sostuvo Roberto Carlos, que se dedica a vender diferentes productos en distintas intersecciones, principalmente limpiavidrios de vehículos. Sostuvo que estaría dispuesto a pagar mil o mil 500 pesos mensuales de alquiler.
“Aquí uno puede vender lo que sea”, dijo para explicar que en la capital tiene mayores oportunidades de trabajo que en su natal pueblo norteño. Hasta que quiera o pueda mudarse Roberto Carlos improvisó su casa, que es un cajón de madera que coloca de lado y se acuesta con la cabeza hacia el interior, la mitad del cuerpo de queda fuera.
Y Popo, de 49 años, es un recogedor de botellas. Los sábados y domingos acopia las botellas de licor que quedan de las parrandas en la avenida Venezuela, en Santo Domingo Este.
Dos pesos por cada cinco botellas es su sustento de vida.
De los tres es el único que dijo tiene mujer. Ella vive en Sabana Perdida y tiene alrededor de dos semanas que no la ve porque no tiene dinero que llevarle.
Aparentemente Papo y Roberto Carlos son personas estables psicológicamente, que aseguraron que viven en la calle porque no tienen donde más, pero Jochy por su adicción parece estar destinado a permanecer en las calles y hundirse cada vez más en ese vicio si no encuentra quien lo lleve a Hogares Crea.
Jochy, de 20 años, es el menor de la fluctuante población de cuatro y cinco que toman el área verde debajo de ese elevado como casa. Y uno de muchos que por distintas razones hacen una vida, que ya para ellos es cotidiana, en las calles.
A diferencia de Popo y Roberto Carlos no tiene un oficio definido y es el único que reconoció que usa drogas, pero que quiere dejarlas.
Jochy desea volver a casa de su abuela en Buenos Aires de Herrera, de donde fue expulsado hace ocho meses por su adicción a las drogas, específicamente al crack, que, dijo, compra cada dosis a 50 pesos. Aseguró que ha tratado de volver con su abuela prometiéndole que dejará el vicio pero no lo reciben.
El joven sostuvo que quisiera encontrar alguna institución como Hogares Crea Dominicano que le permita recuperar su vida.
Mientras tanto duerme sobre cartones, el bullicio del tránsito no lo despierta y se cubre del fío nocturno con una sábana blanca con letras verdes con publicidad de un hotel.
Roberto Carlos, de 34 años, tiene una historia diferente. Es nativo de San Francisco de Macorís donde se dedicaba a la herrería y otros oficios hasta hace dos años cuando salió a Santo Domingo para mejorar su vida e ingresos. Vivió en casa de familiares pero como no podía someterse a las reglas de llegar temprano a la casa prefirió irse pero terminó bajo el elevado de la Kennedy.
“Lo único malo aquí (en Santo Domingo) es el dormitorio, para buscar dormitorio uno tiene que llevar a alguien que lo recomiende”, sostuvo Roberto Carlos, que se dedica a vender diferentes productos en distintas intersecciones, principalmente limpiavidrios de vehículos. Sostuvo que estaría dispuesto a pagar mil o mil 500 pesos mensuales de alquiler.
“Aquí uno puede vender lo que sea”, dijo para explicar que en la capital tiene mayores oportunidades de trabajo que en su natal pueblo norteño. Hasta que quiera o pueda mudarse Roberto Carlos improvisó su casa, que es un cajón de madera que coloca de lado y se acuesta con la cabeza hacia el interior, la mitad del cuerpo de queda fuera.
Y Popo, de 49 años, es un recogedor de botellas. Los sábados y domingos acopia las botellas de licor que quedan de las parrandas en la avenida Venezuela, en Santo Domingo Este.
Dos pesos por cada cinco botellas es su sustento de vida.
De los tres es el único que dijo tiene mujer. Ella vive en Sabana Perdida y tiene alrededor de dos semanas que no la ve porque no tiene dinero que llevarle.
Aparentemente Papo y Roberto Carlos son personas estables psicológicamente, que aseguraron que viven en la calle porque no tienen donde más, pero Jochy por su adicción parece estar destinado a permanecer en las calles y hundirse cada vez más en ese vicio si no encuentra quien lo lleve a Hogares Crea.
Publicado en El Nacional
Quiera Dios que la vida de estos hombres mejore, de una u otra manera...
Comentarios
Siempre escribe cosas que todo el mundo ve y nadie las escribe.
Aqui en USA, al principio de los años 80s, era facil reconocer los desanparados en las calles de las grandes ciudades por ejemplo Nueva York,eran personas que en sus mayorias eran ex-combatiente de la guerra de Viernan, pero hoy en dia en muy diferentes, te encuentra con personas de todas partes e inclusive Hispanos y el mayor de los casos jovenes con todas las facultades fisica y mentales para hacel una vida como un ciudadano norman.
La moralega del asunto que hay personas , que no entiende las reglas elementales de vivir en hogares que no son de ellos, si tu invita a vivir a alguien a tu casa en justo que esta personas repecte tus condiciones y reglas de tu hogar.
hay tienes dos ejemplo de lo que te acabo de explicar, el primero no respecta las reglas de la abuela y el segundo no repecta el horario de donde se le da la oportunidad de vivir.
Manny Solano.
Boston MA USA
norman
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