Minutos

POR SHIRA ABREU
Alegar que "no tengo minutos" es hoy en día una frase tan popular entre las dominicanas como lavarse la cabeza en un salón.
Se trata de una ingeniosa manera de cargar una llamada telefónica a la persona con quien se desea hablar, y que deja la impresión de que todas las mujeres sólo tienen teléfonos de tarjetas.
También está de moda el famoso “repicar”, que no es más que marcar y colgar antes de que la persona a quien se llama pueda contestar. Así le queda registrado el número telefónico en el identificador de llamadas para casi “obligar” a quien recibe la alerta a retornar la llamada. De esa manera quien gasta “sus minutos” es quien debió ser el receptor.
Esa práctica, aunque no exclusiva de mujeres, se ha ido extendiendo en la cultura popular, hasta el punto que la empresa Orange Dominicana colocó dos modalidades de enviar mensajes sin saldo disponible. Una que después de marcar un código envía un corto “llámame” y otra más específica que dice “recarga mi cuenta”. Son cinco de cada uno por mes.
Otras empresas tienen ofertas que hacen incrementar la práctica de que otro sea quien pague la llamada.
Los hombres (adultos o maduros, o de mediano ingreso) por lo general tienen minutos disponibles en sus teléfonos y se vuelven presas fáciles de las hábiles féminas.
También son víctimas del igualmente famoso “dame un minuto”, ampliamente practicado.

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