Enseñan responsabilidad de padres a adolescentes



Luis Raúl González, de 17 años, y Gina Trejo, de 16, son parte de los dos mil adolescentes que participaron en el programa “Bebé, piénsalo bien”, inaugurado hace casi un año por el Despacho de la Primera Dama, y que busca retrasar el inicio de las relaciones sexuales. (El Nacional/Guillermo Burgos)

POR SHIRA ABREU

Para aprender las responsabilidades que implica la paternidad, los gastos en los que se incurre al tener un hijo, los riesgos físicos y sociales de quedar embarazada muy joven y las trabas que pude acarrear a un adolescente ser padre o madre, son algunas de las razones por las que cientos de adolescentes de colegios y escuelas públicas participan del programa "Bebé, piénsalo bien", que desarrolla el Despacho de la Primera Dama a través del proyecto Progresando.
Una de las etapas del programa, que busca además retrasar el inicio de las relaciones sexuales, y que implica mayor sacrificio para sus participantes, es en la que se quedan un fin de semana con un un muñeco que guarda todas las características de un bebé de ocho días de nacido. El adolescente debe alimentarlo cuando llora, pero también llorará por frío, porque quiere que le cambien el pañal o porque necesita atención.
El simulador es tan real que incluso puede morir. Un chip de computadora guarda cada paso de la madre o padre en el cuidado del pequeño, y nadie podrá reemplazarlos porque el tutor llevará una cinta inviolable en una mano, con otro chip, que controla que sólo ella pueda cuidar de su "bebé".
Los simulares de bebés son todos morenos para evitar discriminación, y los hay hembras y varones. En total son 101 simuladores valorados en mil 700 dólares cada uno. Los prestan de viernes a lunes a los interesados, previa capacitación que incluye dos meses de educación sexual, una etapa de sensibilización, otra de proyecto de vida seguida por la entrega de los "bebés". Termina con una fase de retroalimentación en la que los adolescentes comentan sus experiencias y aprendizajes.
La directora del proyecto, Carolina Gordillo, asegura que el cien por ciento de los estudiantes que participan dice que no están capacitados para ser padres. Contó que sólo una aseguró que estaba preparada, por lo que se le dejó al "pequeño" otros cuatro días. Cuando pasó esa semana completa con el simulador, su opinión cambió y entendió que ser madre es mucha responsabilidad para una adolescente y al mismo tiempo cumplir con todas las responsabilidades escolares, familiares y sociales.
Los adolescentes cuentan las vicisitudes vividas en su período de dos días como "padres", sumado a que asumían el papel de madres y padres solteros. Pasaron largas noches de desvelo y días de interminable desesperación, aunque a algunos también les despertó la ternura. El bebé despierta llorando varias veces en la noche. Para alimentarse necesita 25 minutos de biberón ininterrumpido. A veces las chicas o chicos creen que tiene hambre y lo que pasa es que siente frío o está hecho "pipí o pupú".
Pero ha habido por lo menos un caso en que la inexperiencia ha aconsejado al padre o a la madre ocasional bañar al "bebé" creyendo que tenía calor, con el desenlace fatal de todo circuito electrónico cuando entra en contacto con el agua.
Los "bebés" pesan siete libras y media, miden 52 centímetros, similar a un recién nacido de ocho días. La sensación de cargarlos se hace más real con el "olor a bebé" que despiden, porque huelen a niño recién bañado y empolvado. Su piel es suave, las extremidades son flexibles y su cuello es tan delicado como el de un pequeño de carne y huesos. Por esa fragilidad del cuello hay que cargarlos con una mano en él. Muchos simuladores se dañan por malos tratos a manos de los adolescentes. Entonces hay que cambiarles la cabeza, que cuesta 90 dólares.
La capacitación inicial es con los padres y maestros, luego con los jóvenes en las escuelas.
El proyecto, que inició el 24 de mayo de 2006, es autosustentable, aseguró Gordillo.
En los colegios privados los padres de cada participante aportan 500 pesos, mientras en las escuelas públicas es gratuito. Dijo que en el 2006 participaron 800 y que este año van mil 200, unos 600 de colegios y otros tantos de escuelas y liceos públicos.
La entidad aplica el proyecto principalmente en primero y segundo de la secundaria, en los colegios y en el sector público desde sexto en adelante. Gordillo explicó que en las escuelas públicas inician en cursos inferiores porque las estadísticas muestran que en ese sector socio-económico es más frecuente que las niñas inicien su vida sexual a menor edad.
Experiencia de adolescentes
Ambar Beard, de 15 años y estudiant del colegio Saint Thomas; Luis Raúl González, de 17, y Gina Trejo, de 16, ambos del centro Mundo María Montesori, valoran el programa porque entienden que ayuda a los adolescentes a comprender que no están preparados para tener hijos.
Luis Raúl dijo que los varones reciben mucha presión de su entorno en cuanto a la sexualidad, y que los adolescentes creen que quien no tiene sexo es un "palomo". Manifestó que muchos de sus amigos ya se iniciaron sexualmente con prostitutas o con otras adolescentes, y que algunos de sus amigos que tuvieron relaciones y participaron del programa no lo asumieron con responsabilidad y que incluso descuidaron tanto al "bebé" que en algunos casos murieron.
Con el programa "Bebé, piénsalo bien", Luis Raúl aprendió que sólo estará preparado para tener hijos cuando sea profesional y maduro. Y que si embaraza alguna mujer antes de eso, se sentirá decepcionado de si mismo.


Publicado en El Nacional

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Hola Shira es Ambar la del Saint Thomas School, te mando este comentario para decirte que te mande un e-mail a tu correo de hotmail, espero que me puedas responder cuando tengas tiempo. Gracias.

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