Realidad en que viven ancianos
Los abuelos "son unos señores que, para leer, usan anteojos y siempre los pierden", "Un abuelo es una abuela, pero hombre", "Sólo están ocupados cuando nosotros los vamos a visitar".
Estas son definiciones de "abuelos" dadas por niños menores de 10 años que aunque parecen simples reflejan la triste realidad que viven cientos de ancianos abandonados en asilos y olvidados en las calles.
Tales conclusiones están contenidas en el libro "Hogar triste hogar", de Oneyda Cayetano Suberví, presidenta de la fundación del mismo nombre, que trabaja en beneficio de envejecientes en asilos y leprosos.
La entidad busca que los envejecientes tengan mejor calidad de vida, que disfruten el derecho al voto, que se les incluya en actividades que les mantengan activos física y mentalmente y que sus familiares les presten mayor atención y no les dejen abandonados en asilos.
La autora de "Hogar triste hogar" recomienda en su obra que si los familiares de los ancianos no los pueden tener permantemente en sus casas los cuiden los fines de semana. Y que si no pueden, los visiten por lo menos una vez al mes, pero que no les olviden allí. "No los abandonen como que no son sangre de su sangre", reclama Cayetano Suberví.
"Un asilo es como una cárcel, con la diferencia de que ellos (los viejitos) no han cometido ningún delito", dice en su libro.
Cayetano Suberví indica en comunicación escrita enviada a El Nacional que entre sus proyectos están exigir que se respete la ley de protección a envejecientes (352-98), habilitar en los asilos áreas de recreo y para hacer manualidades, crear programas de alfabetización, realizar exámenes visuales a todos los envejecientes y procurar donar a cada uno el lente que necesite, desarrollar una campaña con artículos que promuevan el amor y cuidado para los viejitos, con mensajes como "cuido y respeto a los envejecientes" y "no los abandones para que tus hijos no te lo cobren".
El informe indica que esa organización sin fines de lucro busca ejecutar el programa "Una empresa para un hogar de ancianos", que manejaría donaciones hechas por comerciantes y otro titulado "Amiga (o) de los abuelos", que permitiría al donante destinar mensualmente partidas voluntarias como alimentos, dinero, o compañía y amor, "que es lo que más necesitan".
Pretenden también enviar periódicos a diario a los asilos y colocar pasamanos en todos los pasillos para evitarles caídas. Cayetano Suberví agrega que tienen en proyecto construir un hogar de estancia diurna donde cada día los hijos puedan llevar a sus padres y recogerlos en las noches. Sostiene que la estancia también serviría para envejecientes abandonados en las calles.
Aunque no disponen de subsidio estatal pretenden construir otro leprocomio (hogar de leprosos), porque consideran que la edificación existente está en condiciones deplorables.
Estas son definiciones de "abuelos" dadas por niños menores de 10 años que aunque parecen simples reflejan la triste realidad que viven cientos de ancianos abandonados en asilos y olvidados en las calles.
Tales conclusiones están contenidas en el libro "Hogar triste hogar", de Oneyda Cayetano Suberví, presidenta de la fundación del mismo nombre, que trabaja en beneficio de envejecientes en asilos y leprosos.
La entidad busca que los envejecientes tengan mejor calidad de vida, que disfruten el derecho al voto, que se les incluya en actividades que les mantengan activos física y mentalmente y que sus familiares les presten mayor atención y no les dejen abandonados en asilos.
La autora de "Hogar triste hogar" recomienda en su obra que si los familiares de los ancianos no los pueden tener permantemente en sus casas los cuiden los fines de semana. Y que si no pueden, los visiten por lo menos una vez al mes, pero que no les olviden allí. "No los abandonen como que no son sangre de su sangre", reclama Cayetano Suberví.
"Un asilo es como una cárcel, con la diferencia de que ellos (los viejitos) no han cometido ningún delito", dice en su libro.
Cayetano Suberví indica en comunicación escrita enviada a El Nacional que entre sus proyectos están exigir que se respete la ley de protección a envejecientes (352-98), habilitar en los asilos áreas de recreo y para hacer manualidades, crear programas de alfabetización, realizar exámenes visuales a todos los envejecientes y procurar donar a cada uno el lente que necesite, desarrollar una campaña con artículos que promuevan el amor y cuidado para los viejitos, con mensajes como "cuido y respeto a los envejecientes" y "no los abandones para que tus hijos no te lo cobren".
El informe indica que esa organización sin fines de lucro busca ejecutar el programa "Una empresa para un hogar de ancianos", que manejaría donaciones hechas por comerciantes y otro titulado "Amiga (o) de los abuelos", que permitiría al donante destinar mensualmente partidas voluntarias como alimentos, dinero, o compañía y amor, "que es lo que más necesitan".
Pretenden también enviar periódicos a diario a los asilos y colocar pasamanos en todos los pasillos para evitarles caídas. Cayetano Suberví agrega que tienen en proyecto construir un hogar de estancia diurna donde cada día los hijos puedan llevar a sus padres y recogerlos en las noches. Sostiene que la estancia también serviría para envejecientes abandonados en las calles.
Aunque no disponen de subsidio estatal pretenden construir otro leprocomio (hogar de leprosos), porque consideran que la edificación existente está en condiciones deplorables.
Comentarios
Srta. Shira
Queremos agradecer muy sinceramente
la publicacion de este articulo de nuestro libro, al cual titulamos "Hogar Triste Hogar", ya que refleja parte de la triste realidad que viven nuestros adultos mayores en los Hogares de Ancianos en Republica Dominicana.
Gracias por resumirlo con tanta exactitud en un pequeño articulo en el que nos refleja su interes y nobleza como comunicadora.
Que Dios le bendiga, al igual que al señor Radhames Gomez Pepin, por el apoyo.