Proliferan negocios extensiones de pelo y para uñas acrílicas
En medio del olor fuerte del acrílico a ésta joven le aplican uñas acrílicas en uno de los tantos centros de uñas de la capital. Largas y perfectas uñas impulsan el emergente sector de la belleza. El Nacional/Guillermo Burgos
POR SHIRA ABREU
POR SHIRA ABREU
Desde grandes plazas comerciales hasta saloncitos improvisados en patios de cualquier barrio, los centros de colocación uñas acrílicas y extensiones de pelo proliferan para satisfacer la necesidad de las mujeres de sentirse siempre bellas.
Ya la ropa y el cuidado del pelo no son suficientes. La demanda que tiene la mayoría de las mujeres es de perfección física.
En un recorrido ayer tarde por centros de uñas se notó que la mayoría de esos locales, repletos de clientes, son propiedad de chinos, quienes con su particular forma de ser, silenciosa y esquiva, no revelan el secreto del éxito de sus negocios. Ellos abarcan sectores muy productivos como los de comida, belleza y moteles.
Los precios
Los precios de las uñas artificiales van desde 100 pesos en adelante, dependiendo de la calidad y complejidad de su aplicación, además de la ubicación del centro. Claro, hay trabajos que pueden costar cientos o miles de pesos por la dificultad de sus diseños.
Las uñas acrílicas son un negocio redondo. Cada 15 ó 20 días hay que retocarlas debido a que la uña natural crece y hay que rellenar el espacio que deja.
Aunque en tono de broma uno de los chinos, propietario de un local en Plaza Central, dijo que "la cosa está mala por la fuerte competencia", no lo parecía porque su local estaba repleto de clientas.
El proceso para fijar las uñas inicia con el raspado de la superficie de la una natural, luego se coloca pegamento y se pone la uña artificial. Se le da forma y aplica una mezcla de un líquido de "acrílico" acompañado de un polvo blanco. Luego se pule y pinta la uña terminada.
Todo se desarrolla en un ambiente caracterizado por el fuerte olor del material acrílico que utilizan.
La joven Damaris Payano (Diberkys) que trabaja desde hace seis años poniendo uñas en el negocio "Uñas Chinas", de Plaza Central, asegura que la demanda va en aumento con los años. Otra manicurista, Wendy Santiago, de "Miami Uñas", dice que allá atienden incluso a niñas.
"Aquí todo el mundo se pone uñas, desde una niña de ocho años hasta una vieja de 60", dijo.
Es la moda, y no incomoda.
Ya la ropa y el cuidado del pelo no son suficientes. La demanda que tiene la mayoría de las mujeres es de perfección física.
En un recorrido ayer tarde por centros de uñas se notó que la mayoría de esos locales, repletos de clientes, son propiedad de chinos, quienes con su particular forma de ser, silenciosa y esquiva, no revelan el secreto del éxito de sus negocios. Ellos abarcan sectores muy productivos como los de comida, belleza y moteles.
Los precios
Los precios de las uñas artificiales van desde 100 pesos en adelante, dependiendo de la calidad y complejidad de su aplicación, además de la ubicación del centro. Claro, hay trabajos que pueden costar cientos o miles de pesos por la dificultad de sus diseños.
Las uñas acrílicas son un negocio redondo. Cada 15 ó 20 días hay que retocarlas debido a que la uña natural crece y hay que rellenar el espacio que deja.
Aunque en tono de broma uno de los chinos, propietario de un local en Plaza Central, dijo que "la cosa está mala por la fuerte competencia", no lo parecía porque su local estaba repleto de clientas.
El proceso para fijar las uñas inicia con el raspado de la superficie de la una natural, luego se coloca pegamento y se pone la uña artificial. Se le da forma y aplica una mezcla de un líquido de "acrílico" acompañado de un polvo blanco. Luego se pule y pinta la uña terminada.
Todo se desarrolla en un ambiente caracterizado por el fuerte olor del material acrílico que utilizan.
La joven Damaris Payano (Diberkys) que trabaja desde hace seis años poniendo uñas en el negocio "Uñas Chinas", de Plaza Central, asegura que la demanda va en aumento con los años. Otra manicurista, Wendy Santiago, de "Miami Uñas", dice que allá atienden incluso a niñas.
"Aquí todo el mundo se pone uñas, desde una niña de ocho años hasta una vieja de 60", dijo.
Es la moda, y no incomoda.
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