Dos semanas más de amor
El 9 de este mes entró en vigencia la ampliación de dos semanas de licencia por maternidad en la República Dominicana, lo que obviamente traerá
beneficios para miles de niños porque estarán un poco más de tiempo junto a sus
madres antes de que estas vuelvan al trajín.
Yo he vivido dos licencias por maternidad y les juro que son las 12 semanas que más rápido pasan; no bien alumbras debes dejar al cuidado de otro un ser
completamente indefenso e inmaduro.
Cuando tuve a mi primera hija tomé la licencia en la semana 39 de embarazo
sin saber que faltaban 15 días interminables para verle la cara a mi pequeña. Entiendo
que ese tiempo pude dedicárselo luego a mi bebé, a la que tuve que dejar en
casa con menos de tres meses para reintegrarme al trabajo, y esto porque guardé
mis vacaciones, como bien lo contempla la ley dominicana, para unirlas con el
descanso por maternidad.
Cuánto hubiese dado yo por esas 14 semanas que ahora disfrutarán de descanso
laboral las madres e hijos. Este tiempo,
aunque dista mucho de una vacación como algunos creen y en el que tu cuerpo
llega a su límite de cansancio acumulado, es un momento irrepetible en el que
la dupla madre-hijo hace una conexión que se extenderá por siempre.
No obstante, aunque no fue mi caso, creo que alrededor de tres meses y medio es
insuficiente para que se pueda subir la baja tasa de lactancia materna
exclusiva en el país. Da pena como muchas madres que quieren amamantar, porque
saben que es el alimento que su hijo necesita, deben abandonar la lactancia al
volver al trabajo porque no encuentran allí un espacio que les permita
ordeñarse y mantener así su producción de leche.
Debemos emular naciones como Chile que da opciones para que la madre tome
su licencia de hasta 24 semanas, y qué decir de países nórdicos donde ese
descanso es de hasta un año.
Cada minuto que la madre pasa con su hijo repercutirá en la salud física y emocional de este, lo que a la larga beneficia al país.
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