La triste crónica de los gatitos que traté de salvar
Mis hijas tratando de alimentar uno de los gatitios. El 19 de junio, cuando estaba de vacaciones en casa, a eso de las 9:00 de la mañana comencé a escuchar maullidos en una casa deshabitada contigua a la mía. El llamado de los gatitos paraba y volvía mientras yo miraba al patio de esa vivienda para confirmar si alguna gata había parido allí. El llanto se intensificaba con el paso de las horas y mientras el sol recrudecía. Cuando me disponía a llamar a los dueños por teléfono pude ver cuatro tiernos cachorritos tirados en la acera clamando a su madre. Les llevé un cajita para que se refugiaran y leche diluida, pero eran tan tiernos que no sabían cómo comer, pues los alejaron abruptamente su madre y de la protección y salud que ella les daba con la leche materna de sus pechos. Tres de los cuatro gatitos en la cajita que les puse. Traté de darle leche con un biberón que me quedaba de un perrito que crié hacía un buen tiempo, pero la tetera era muy grande para el